martes, 26 de diciembre de 2006

Ambulantes gitanos tratan de boicotear la adjudicación de la feria de Estribela

La policía tuvo que reducir por la fuerza al promotor de la protesta, que no fue detenido
Los autónomos fueron amenazados con represalias si tomaban posesión de sus puestos

Fue una acción estéril y que simplemente quedó para la galería. Un centenar de ambulantes de etnia gitana trataron infructuosamente ayer de boicotear el sorteo de puestos para el mercadillo de Estribela. Lo cierto es que la adjudicación finalmente se pudo realizar.
Sospechando que el sorteo pudiese derivar en algún tipo de enfrentamiento, en el aparcamiento del Pazo da Cultura se habilitó un fuerte dispositivo policial. Ya desde el primer momento se pudo observar el patente distanciamiento entre los vendedores de etnia gitana y el resto de feriantes. Unos y otros se mantenían separados.
Cuando el reloj marcó las diez de la mañana, Sinaí Jiménez se puso al frente de los suyos y se dirigió hacia donde estaban los agentes. El príncipe de los gitanos empezó a azuzar a los ambulantes con gritos contra Teresa Casal, cuyas decisiones las llegó a comparar con las de Franco, y exigiendo la paralización de la adjudicación.
Pronto las voces se tornaron en rugidos, en verdaderas amenazas contra los autónomos: «Si alguien ocupa mi puesto le doy con la cachaba», gritaba una y otra vez un feriante, al tiempo que un compañero anunciaba todo tipo de represalias contra aquellos feriantes que finalmente se decidiesen a ocupar una plaza en Estribela.
No pasó mucho tiempo para que las palabras se convirtieran en hechos.
En el momento en el que funcionarios del Concello iban a oficializar la adjudicación, uno de los ambulantes de etnia gitana dio una patada a una de las dos urnas -una caja de cartón que contenía los nombres de los aspirantes a lograr una plaza-, mientras que otro asestó un manotazo a la segunda. Las cajas salieron volando, al tiempo que comenzaba un enfrentamiento físico con los agentes nacionales y locales.
Los policías se centraron sobre todo en la figura de Sinaí Jiménez, quien con sus gritos había instigado la protesta. El príncipe de los gitanos fue reducido por varios funcionarios, circunstancia que provocó que otros vendedores salieran en su ayuda. Finalmente, y tras varios segundos de forcejeo, el portavoz de los gitanos no fue detenido y regresó con sus seguidores.
Quema simbólica
La protesta no se quedó ahí. Instantes después varios ambulantes no dudaron en quemar los nombres y números del sorteo, así como las improvisadas urnas que los contenían.
Después vendrían los reproches a los autónomos por no acompañarles en la protesta. Estos reaccionaron y consiguieron que Jiménez se comprometiese a que en un mes se regularizaría la situación de las cooperativas, tiempo que los feriantes estarían dispuestos a esperar. Eso si, exigieron que Sinaí y Teresa Casal mantuvieran una entrevista, «para ver quien de los dos miente».







La Voz de Galicia - Pontevedra 21-12-2006

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