jueves, 28 de diciembre de 2006

El concello suprime la feria de Estribela al ser boicoteada por los propios vendedores


Sólo acudieron 22 ambulantes, pero nadie montó su puesto ante la concentración de un centenar de gitanos.
La feria ambulante de Estribela, que ayer iba a reanudarse tras diez meses en suspenso para su regularización, seguirá sin celebrarse. El concello acordó ayer aplazar indefinidamente este mercadillo después de que su reinicio fuera boicoteado, voluntaria y involuntariamente, por la mayoría de los vendedores. Una concentración de un centenar de ambulantes gitanos, a las puertas del recinto, provocó que ninguno de sus compañeros montase sus puestos. Los concentrados, encabezados por Sinaí Giménez, protestaban por su exclusión de esta feria al no tener en regla sus cooperativas.
En medio de un amplio despliegue policial, con agentes municipales y de la Policía Nacional, tan sólo acudieron a montar sus puestos 22 personas, de la nómina de 125 autorizados. No se registraron incidentes, pero sí un clima de gran tensión, toda vez que muchos vendedores admitían, en privado, "tener miedo".
Desde la madrugada y hasta las 9,30 horas, los concentrados "animaban" a los que llegaban a unirse a su protesta y a la vista de que la feria no se celebraba, la concejala de Promoción Económica, Teresa Casal, decidía a esa hora anular la de ayer y suspender las siguientes "sine die".
Una vez conseguido el objetivo de boicotear este mercadillo, la mayoría de los vendedores gitanos abandonaron Estribela, pero una representación de los autorizados acudió a Pontevedra para emplazar a Teresa Casal a aceptar las cooperativas de Sinaí Giménez y, de este modo, conseguir que todos pudieran trabajar.
Varios miembros de este colectivo de vendedores autónomos legales presentaron su gesto como una muestra de solidaridad con los excluidos ("si a mi me quitan el puesto de trabajo, haría lo mismo", explicaba Antonio Espiña), pero también admitían que no se montaron ayer en Estribela por "lo que pudiera pasar".
"Yo tengo que estar con los vendedores gitanos en todas las ferias y no puedo enfrentarme a ellos aquí, porque luego lo tengo de vecino en otro pueblo", apuntaba uno. Otro añadía que "hoy (por ayer), no nos instalamos para evitar problemas. Puede que pase algo o que no, pero nadie se quiere arriesgar", indicaba otro.
Ninguno hablaba de "amenazas" para secundar la protesta de los gitanos, pero sí Teresa Casal expresaba su "preocupación por la posibilidad de que se produzcan coacciones a los feriantes autorizados", razón que subyace, a su juicio, en el boicot de ayer.
Esta representación no logró entrevistarse con Casal, quien no acepta la razón esgrimida para pedir la entrevista: "Me dicen que no se montaron por causas ajenas a su voluntad (así reza en el escrito de solicitud de reunión) pero la realidad es que podían haberse montado, ya que disponían de protección policial suficiente para garantizar su seguridad". "Al no querer participar ni siquiera con protección, Casal acordó ayer anular definitivamente la feria, una decisión que causó malestar en el colectivo.
Mientas tanto, Giménez y sus compañeros acusaba a Casal de "conducirnos a la exclusión social" y pedía más tiempo para legalizar plenamente sus cooperativas. Al respecto, otros ambulantes se ponían de su parte y se preguntaban "por qué esos colectivos pueden actuar en otros municipios, y no aquí".


Faro de Vigo - Pontevedra 28/12/2006

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